Mi experiencia con la meditación fue maravillosa, sentí como una proyección de una película de mis recuerdos dolorosos desde niña hasta ahora. Mientras hacía la meditación percibí una conexión con una fuerza emergente que estaba dentro de mí y una luz poderosa desde mi corazón, luego sentí la presencia de Dios y me decía: “confía absolutamente en mí, no dudes más, yo tomo tu mano”. Tuve una sensación de plenitud que ahora sé que es la paz que existe en mí y siempre puedo buscar. Comprendí que todo lo vivido era un despertar y que todo ha sido correcto y perfecto, el miedo no puede ganarme. Cuando volví a sentir mi cuerpo, era una sensación muy bella, como si volara.